Hasta que la muerte, nos separe. CAPITULO 1

07.07.2013 01:58

Capitulo 1 

 

El cielo estaba despejado, el viento soplaba fuerte y estábamos tu y yo, bajo aquel árbol, no nos decíamos nada, yo dibujaba el rostro de una mujer, precisamente el tuyo, mientras tanto, tus ojos estaban puestos en aquel libro que me contabas resultaba muy interesante, pero siempre me dio pereza leer alguna vez. El aire volvió a soplar y giró algunas páginas haciendo que perdieras el hilo de tu lectura. 

  • ¡Diablos! - comenzaste a girar las hojas desesperada, pero no encontraste tu objetivo. Cerraste el libro de un golpe, siempre has sido tan impaciente. 

  • Deberías comenzar a considerar los separadores. - no desvíe la vista de mi dibujo. 

  • Ya cállate... - dijiste con un tono altanero. - ¿Qué dibujas? - fue inmediato el cambio en tu voz de grosero a dulce, que incluso me sentí incomodada, detestaba que lo hicieras. 

  • Nada. - traté de ser cortante, pero sabía que no funcionaría 

  • Pues yo veo garabatos y quiero saber que es.  

  • Somos tu y yo. - terminé por acceder, sabía que ya lo sabías. 

  • Oh... ¡que bien!... - torciste la boca. - pero no estoy tan flaca... - replicaste. 

  • ¡Rayos Ximena! ¿me vas a dejar hacerlo en paz? 

  • No te enojes... - tu voz se quebraba. 

  • A ver... - cerré el cuadernillo con el lápiz dentro. - Sólo es que últimamente te portas tan... encajosa... no sé que pasa contigo, pero últimamente te tengo menos paciencia. 

  • ¿Ya no me amas? - presentía que lo cuestionarías. 

  • Amor... Te amo... pero, quiero saber que es lo que sucede. 

  • Yo no sé... es que... siento que tú me quieres alejar. 

1 años 3 meses 5 días de ser novias. Cuando te conocí siempre fuiste tierna, amable, sonriente, cariñosa, me diste todo lo que nadie me había dado, me diste la confianza que alguna vez perdí en el amor. Claro que con el paso del tiempo, hubo problemas, celos, enojos, discusiones... Las cosas cambiaron poco a poco, claro que te amaba y te sigo amando, no sé porqué me preguntas ello ahora, si siempre te lo he demostrado a capa y espada. 

Las cosas comenzaron a lucir monótonas, a veces sin nada que decir... aún recuerdo, cada viernes, sentadas bajo aquel árbol, dónde comenzó todo. Siempre leyéndome tus libros en voz alta, mientras estaba acostada en tus piernas, siempre dibujando tu rostro, te encanta modelarme y crear imágenes en mi mente que nunca pueda olvidar... ¿Qué si no te amo?... te amo más que a mi vida y ya no sé cómo demostrarlo. Tal vez... esto debería terminar. 

  • Nunca he querido alejarte de mi. - por fin respondí. - pero mira en lo que nos estamos convirtiendo, yo no quiero esto mi amor. Yo quiero a las antiguas "tu y yo". 

  • ¿Me estás terminando? 

  • No... por supuesto que no. Pero debemos hacer algo. 

  • Si ya no me quieres, está bien... te dejo en paz...  

  • ¿No has entendido que he dicho que no?...  N-O -deletreé -... ¡NO! - casi grité. 

Llevaste tus manos a la cara y comenzaste a sollozar. Me sentí miserable, yo era la causante de esos pequeños ríos que corrían sobre tus mejillas. Me acerqué suavemente y tomé tu cara con mis manos y acerqué mis labios a ti. Te besé y correspondiste, fue un beso tan exquisito.  

  • ¿Quieres posar para mi? - sonreí y tomé mi libreta abriendo una hoja en limpio. 

  • Pero... me vas a dibujar así toda llorosa. - dijiste en tono mimado. 

  • Quiero capturar éste momento, para jurarte que siempre te amaré, que nunca te dejaré. 

  • ¿Nunca? - repetiste cuestionando. 

  • Nunca, mi amor. - te afirmé.   

Al principio te quedaste fija pero luego esbozaste una sonrisa. Limpiaste tu cara y comenzaste a modelarme y preguntabas una y otra vez de que manera me gustaba más, era difícil escoger... Al final de cuentas, te quedaste tranquila, mirando el césped, con una media sonrisa, tus manos estaban entrelazadas al costado de tu mejilla izquierda. Tu naturaleza me enloquecía. 

Te dibujé y firmé el boceto.  

"Porque siempre estaré contigo, te cuidaré toda la vida. 

Con amor, Sofía." 

Te dejé ir al atardecer, no te gustaba llegar de noche a casa y yo te acompañé hasta tu puerta. Nos despedimos con un beso y me miraste a los ojos tan tierna, esa mirada que hace tanto tiempo no veía así... tan enamorada. 

  • Te amo. - apretaste tus labios esperando otro beso. 

  • Te amo también. - me robé tu aliento. El último aliento. 

Tomé tus manos y entre ellas puse el dibujo. Tú sonreíste y entraste rápidamente. 

Comencé a caminar rumbo a la ruta del autobús que me dejaba cerca de mi hogar. Estuve esperando algunos minutos, recordando nuestra tarde, hace tanto no me sentía tan feliz. 

Durante el camino me quedé dormida, cómo siempre me desperté 3 cuadras antes de bajarme. Revisé mi mochila para comenzar a buscar mis llaves y entonces me espiné. Me asomé dentro y  recordé la rosa que debía darte minutos atrás. Eché mi cabeza hacía el respaldo y lo pensé 3 veces antes de decidirlo. Regresaría a tu casa para dártela. 

Me bajé del autobús y me dispuse a cruzar la avenida. Revisé bien los dos lados y comencé a caminar. De pronto todo se tornó oscuro, escuché un fuerte crujido y un golpe. El dolor fue insoportable. No supe más de mi.